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Determination * Determinación


(Abajo en español)

Today’s gospel from Luke marks a biblical and solemn turn in Jesus’ life. “When the days for Jesus being taken up were fulfilled, he resolutely determined to journey to Jerusalem.” In Luke’s gospel Jesus goes to Jerusalem as an adult only once: to begin his passion. If Jesus knew what was awaiting him, why did he choose to continue to Jerusalem? Perhaps a more resent example can help us to understand Jesus’ decision. At Martin Luther King’s “I have a dream” speech, he knew that he might not see the fulfillment of this dream. The death threats against him were increasing and yet, he continued on his journey. Why did he continue? Like Jesus, to not continue would have been a denial of his call; to not continue would hav

e been closing his eyes and ears to the pain and suffering of his people; to not continue would be a rejection of his kinship and responsibility with the suffering people of the world, particularly of the African-American community. Jesus carried not only our pain and suffering, but also our salvation.

As Jesus begins his journey to Jerusalem he sends disciples ahead of him to prepare either his stay. Most Jews avoided Samaria, even though it meant a longer journey to Jerusalem. Samaritans and Jews did not get along; they had mutual dislike and suspicion for one another, even though they were related by race and religion. When it was known that Jesus was on his way to Jerusalem, he and his disciples are refused hospitality. This rejection of Jesus was more out of ignorance than of malice. They probably did not know Jesus or his message. All that they knew is that he was a Jew on his way to Jerusalem. Jesus was willing to bring his message of God’s Kingdom beyond the boundaries of Israel, but this Samaritan village was blinded by its ethnic and religious prejudice of Jews. Does this sound familiar to us? Do we not see our own blindness and ignorance in the lack of hospitality of the Samaritans?

Then comes the reaction of the disciples; they seem to have a zeal for Jesus and want to defend him by calling for the destruction of the Samaritan village in Jesus’ name. This seemingly good and distorted intention should also be very familiar to us. How often do we not see religious people instigating violence and hatred in the name of God and Jesus? We justify our violence, hatred and distorted notions of zeal for God with the conviction that we are defending God. The disciples had much to learn about Jesus, and so do we. Jesus promptly rebukes them. The Samaritan village is acting out of ignorance and prejudice, but so are the disciples. Jesus does not seem to be bothered by their rejection, he continues on his journey. Many wanted to follow him with some conditions; and you, are you willing to follow him?

La vida de Jesús en el evangelio de hoy toma un cambio bíblico y solemne. “Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomo la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén.” En el evangelio de Lucas Jesús (como adulto) va solamente una vez a Jerusalén: para su pasión. ¿Si Jesús savia lo que le esperaba en Jerusalén, porque continuo su camino? Quizás un ejemplo más contemporáneo nos pueda ayudar a entender su decisión. En su discurso de “sueño con un mundo nuevo” Martin Lutero King ya savia que no alcanzaría a ver su sueño hecho realidad. Las amenazas de muerte se intensificaban, pero aun así continuó su jornada. ¿Por qué continuó? Al igual que Jesús él no continuar seria negar su vocación; seria cerrar los ojos y oídos al dolor y sufrimiento de su pueblo; seria rechazar su hermandad y responsabilidad ante el sufrimiento de los pueblos, particularmente el de su comunidad áfrico-americana. Jesús llevaba el dolor y sufrimiento nuestro, al igual que nuestra salvación.

Al comenzar su jornada hacia Jerusalén Jesús manda a sus discípulos por delante para que preparen su estancia. La mayoría de judíos evitaban pasar por Samaria, aunque tuviesen que recorrer una ruta más larga rumbo a Jerusalén. Samaritanos y judíos se tenían mutua enemistad aunque eran parientes en etnicidad y religión. Cuando la aldea samaritana se enteró que Jesús iba rumbo a Jerusalén le negaron hospitalidad a él y a sus discípulos. Este rechazo de Jesús fue más por ignorancia que por malicia. Es muy probable que ellos no supieran de Jesús o de su mensaje. Lo único que sabían era que Jesús era judío y que iba rumbo a Jerusalén. Jesús estaba dispuesto a llevar su mensaje del Reino más allá de los límites de Israel, pero esta aldea samaritana estaba cegada por sus prejuicios étnicos y religiosos de los judíos. ¿Suena familiar esto? ¿No reconocemos nuestros perjuicios e ignorancia en la falta de hospitalidad de los samaritanos?

Después viene la reacción de los discípulos; parecen tener un verdadero celo por Jesús y pretenden defenderlo al proponer la destrucción de la aldea samaritana en nombre de Jesús. Esta aparente buena y distorsionada intensión también debe de ser muy familiar para nosotros. ¿Cuantas veces no hemos visto a ciertos líderes religiosos, políticos y gente en general fomentar violencia y odio en nombre de Dios o Jesús? Justificamos nuestra violencia, odio y nociones distorsionadas de celo religioso con la convicción de que estamos defendiendo a Dios. Los discípulos tenían mucho que aprender de Jesús, al igual que nosotros también. Jesús inmediatamente los reprime. La aldea samaritana está actuando en ignorancia al rechazar a Jesús, al igual que los discípulos al proponer su destrucción. A Jesús no parece molestarle mucho este rechazo, el continua su jornada hacia Jerusalén. Muchos ponían condiciones para seguirle, ¿y tu, estas dispueto/a a seguirle?


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