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De la playa al campo misionero


El P. Darrin Merlino

Historia de mi vocación CMF

La mía fue una vocación algo tardía. No recibí la "llamada" hasta los 22 años, el 6 de enero de 1987, el día de la fiesta de la Epifanía. Ese momento fundamental y vívido me dio la revelación de lo que estaría haciendo por el resto de mi vida. Sin embargo, antes no estaba abierto al sacerdocio para nada. Nunca se me pasó por la mente, ni una sola vez en mi vida hasta ese momento.

Antes de que fui llamado, quería casarme y trabajar en la industria del entretenimiento de Los Ángeles, en la televisión o la radio, o en ambas. En ese momento, era copropietario de un negocio de DJ para eventos privados, definitivamente un trabajo que me encantaba. Además, apenas había completado un programa de licenciatura en producción de video solo unos días antes. ¡Dios podría haberme ahorrado mucho dinero si me hubiera llamado antes de comenzar el programa de licenciatura!

Después de ese día, también discerní dos cosas: que fui llamado a la vida religiosa en vez del sacerdocio diocesano, y que mi vocación específica sería evangelizar a través de los medios.

No mucho después, un sacerdote misionero claretiano me dio a conocer a la Congregación. Es cuando descubrí que San Antonio María Claret usaba los medios de comunicación de su época, en otras palabras: predicación pública, libros, panfletos y una variedad de material escrito, y que los claretianos estaban abiertos a usar todos los medios necesarios para evangelizar. Esto me intrigó bastante y eventualmente me llevó a discernir con los claretianos.

Mientras investigaba más a los claretianos, descubrí que nuestro fundador tenía un profundo amor por la Santísima Madre y la Eucaristía. Eso selló el trato para mí y tenía la paz para seguir adelante.

Al leer la autobiografía de San Antonio Claret, realmente me identificaba con su forma de ver, su visión de la humanidad. Es raro leer biografías de santos que hablan sobre las cosas prácticas de la evangelización, las formas más efectivas para llegar a las personas. Su habilidad para pensar y evangelizar de forma creativa me tocó profundamente.

A lo largo de los años, muchas personas que he conocido, ya sea casualmente o en mis ministerios, han expresado su sorpresa, incluso asombro, de que un chico que vivía en el sur de California en un estilo de vida muy activo y de playa quisiera ser sacerdote.


Bueno, la verdad es que puedes sacar al chico de la playa, pero es difícil quitarle la playa al chico. Todavía disfruto jugar básquetbol, fútbol, voleibol, golf, ultimate frisbee, hacer surf, comer demasiada comida italiana y viajar, aunque no necesariamente en ese orden. También soy un fotógrafo apasionado y un gran aficionado al cine.

De alguna manera, TODAS mis experiencias de vida, todas las cosas que me encantan y mis actividades, incluido esa costosa licenciatura en producción de videos, han sido utilizados por Dios en mi trabajo actual, como cofundador de Catholic Media Missionaries [Misioneros de Medios Católicos]. Es casi como si Dios supiera a dónde me dirigía todo el tiempo.

Cada vez que un joven se acerca a mí y me pregunta cómo o dónde debe ir, o qué tipo de sacerdote debe ser, ya sea religioso o diocesano, la primera pregunta de discernimiento que le hago es: “¿Cuáles son tus dones, pasiones, deseos y tu espiritualidad personal? Luego le digo que considere las comunidades religiosas que parecen más adecuadas para su espiritualidad, personalidad y talentos.

Creo que este es el mejor consejo que puedo dar a cualquier joven que está discerniendo el sacerdocio o la vida religiosa. Santa Teresa de Ávila decía que uno de los primeros pasos para convertirse en santo es conocerse a sí mismo. La mayoría de los directores vocacionales y espirituales estarían de acuerdo con esto.

Mi amor por San Antonio María Claret, los Misioneros Claretianos y el ministerio que hago hoy surgió porque estaba dispuesto a decir "sí" a Dios. Sin duda, hacer esto una y otra vez le brindará a cualquier persona la mayor alegría y satisfacción en la vida. Sé que así ha sido para mí.


¿Podrías ser llamado a una vocación de servir al pueblo de Dios como misionero? Visita www.myclaret.org para conocer más y ponte en contacto con un director vocacional quien con mucho gusto te acompañará en tu camino de discernimiento.


¿Tienes unas ideas sobre las vocaciones y el discernimiento que te gustaría compartir? ¡Envíanos un artículo y tal vez se publicará en nuestro blog! Escribe entre 500 y 1,000 palabras si puedes. ¡Y no te olvides mandarnos unas fotos también!

Si no has escogido tu vocación: ¿A cuál vocación te sientes llamado? ¿Porqué? ¿Has pasado tiempo discerniendo tu vocación? ¿Te ha dado Dios unas pistas? ¿Tienes algunos dones, talentos o pasiones que piensas que te ayudarían en esta vocación?

Si ya escogiste tu vocación: ¿Cómo fue tu discernimiento? ¿Cómo han dado fruto las semillas que planteó Dios durante tu discernimiento? ¿Cuáles son algunas maneras sorprendentes en que Dios te preparó para tu vocación actual? (por ejemplo, desafíos que enfrentaste o encuentros fortuitos o dones que otros animaron en ti)

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